Una entrada vieja, reciclada para
Hankover en este otoño frío. Poco ha cambiado desde entonces: las esterillas, la meditación, las nalgas. No así la piel morena, el sabor del samsara o la tarde lluviosa. Obviamente. Si no, el mundo sería un lugar muy aburrido...
4 comentarios:
Veo que ya has vuelto, lejos quedan las chilabas blancas y el sol que pesaba a media tarde como un amor falso.
Bienvenue
La maga
Gracias, Maga.
Yo no lo sabía porque había dejado de escribir y por lo tanto de conversar conmigo misma, los fantasmas se amontonaban con barbas pobladas y chilabas blancas y me impedían ver por claridad.
Gracias, a ti también, Maga, por volver.
me gustó el texto de hankover :)
no lo había visto jamás así la meditación.
Yo tampoco lo había visto así hasta que lo vi. Con los ojos cerrados. Lo vi. No dejaba de verlo. Pero no siempre es así, como te puedes imaginar. A veces, durante una centésima de segundo, saboreo el silencio, el vacío, la nad.
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