una noche más en urgencias
- no una taquicardia, yo ya no consumo drogas-
la enfermera me mide la temperatura.
yo le cuento que tengo la sangre fría
y que vivo siempre por debajo de los treinta y seis grados celsio,
que para mí treinta y siete significa infección,
sudor y pesadillas. yo sólo quiero antibióticos
pero para ella treinta y siete y medio no es fiebre,
no es fiebre, me dice, y recoge sus cosas
-como ya las han recogido tantas otras antes- y se va.
cómo es posible que seais tan insensibles
no todo el mundo se quema de la misma manera
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