Nunca me he sentido cómoda confinada dentro de su verbo. Sus paredes son demasiado rígidas, son paredes ortopédicas que constriñen y no dejan respirar. Es un verbo que apenas nos atrevemos a conjugar porque sabemos que su existencia es algo deshonroso de lo que hay que desahcerse lo antes posible. Una patata caliente que nadie quiere tener entre las piernas. A veces yo menstrúo tu menstrúas el menstrúa. Y estamos tristes. Y qué. Como si tanta tristeza pudiera concentrarse en un sólo sustantivo. Los sustantivos terminados en "ción" están vetados a las mujeres. No se deble hablar de masturbación, ni de ovulación, ni de mentruación. Otro día hablaremos de "agresión". Pero de momento no te atrevas a conjugar los verbos vetados, no los toques, cuando se acerquen agárralos con pinzas y tíralos bien lejos. Sí, a veces estás triste. Y qué. A pocos nos importa. Métete en la cama lo antes posible y vuelve a taparte con las paredes ortopédicas de tu próxima ovulación. Y no se te ocurra hablar de ello.
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