Ya lo anunciaba en el siglo XVIII el ilustrado Antonio Ponz en su ambicioso Viaje por España : “las cosas de Extremadura son muy ignoradas”. Poco ha cambiado desde entonces. Grata sorpresa, pues, la de encontrarse con la bellísima Extremadura: esas tierras de cerros azules, montes bajos y verdes dehesas; esas tierras de gente acogedora, hospitalaria y generosa; esas tierras de comida exquisita y bebida a raudales...
Después de Camboya lo más exótico era, lógicamente, Extremadura. Grata sorpresa, os lo aseguro.
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