Acabo de terminar la traducción de Desplazados del Paraíso, de Antonio María Flórez, y ya echo de menos sus sinsontes, sus hormigas, sus Agripinas y Nerones; sus sueños, sus arañas; los muertos, y las huidas. En las primeras lecturas uno apenas es consciente de la cantidad de niveles sobre los que se construye la obra: sólo en las lecturas sucesivas se le muestran a uno los recovecos más profundos. Así, cuando uno lleva casi un año desentrañando los rincones más escondidos de los versos más tozudos, diseccionándolos (vocales y consonantes sobre esta mesa, significación en la siguiente, cadencia en la de la esquina, etc. : la construcción con la deconstrucción) llega un día en que inexorablemente la traducción se "acaba" (si es que alguna vez una obra se "acaba") y los restos mutados de los primeros desplazados descansan inmóviles sobre la mesa, burlones. Es entonces cuando uno -que se había creído dueño de los sinsontes y los trupials, los pit-roigs y los abellerols- debe despedirse de ellos y devolverlos serenamente a su dueño, como un día le fueron dados a él.
Hace un año, casi, del primer encuentro con los sinsontes en La Cigale, en esa lectura en la que Antonio pensó que sus poemas me dormían porque tenía los ojos cerrados; hace un año ya y estaban Xisca y Álex y Juan y Arturo... y los sinsontes, claro:
Hace un año, casi, del primer encuentro con los sinsontes en La Cigale, en esa lectura en la que Antonio pensó que sus poemas me dormían porque tenía los ojos cerrados; hace un año ya y estaban Xisca y Álex y Juan y Arturo... y los sinsontes, claro:
L'àvia tenia
al pati de les palmeres,
tots ells de plomatge variat
i cant exquisit: pit-roigs,
sinsontes[1], trupials, abellerols.
Sempre matinava
per canviar-los l’aigua
i servir-los papaia, taronja
o plàtan madur,
abans d’atendre les tasques de la llar.
Algunes nits de lluna,
abans d’ajeure’s,
sortia al pati,
obria les gàbies
i els hi parlava molt, molt de temps.
No es coneixen la matèria ni l’abast de llurs discursos.
En tot cas, ningú no volava ni trinava,
romanien absorts,
enganyats, amb les ales mullades;
i jo em demanava en aquell punt:
és la negada llibertat l’afirmació que l’ànima
es corromp a través dels sentits i les paraules,
o n’és un simple gest ambigu del silenci?
[1] N. de la T. : Ocell americà de plomatge terrós que té les extremitats de les ales i la cola, el pit i el ventre blancs. El seu cant és molt variat i melodiós.
**Traducció: Anna-Lisa Marí**
5 comentarios:
Mi querida Anna Lisa, ¡qué bueno que evoques aquella noche mágica de La Cigale de tanta significación por todo lo que empieza y por la conjunción de los espíritus en torno a la poesía!
Comparto contigo lo que expresas con respecto al trabajo de deconstrucción y construcción que significa la traducción de un texto, especialmente estos que con tanto esmero has afrontado en todos sus niveles de compleja estructura y significación. Éste, uno de mis preferidos del libro, creo que lo has bordado porque has captado bastante bien lo del sentido del ritmo y su carácter reflexivo. ¡Enhorabuena por los dos!
¡Ya le buscaremos el espacio que se merece!
Gracias y besos.
Antonio María Flórez
Gracias a ti, Antonio, por tu eterna paciencia y por cuidarme tanto... ¡siempre!
Un abrazo fuerte
Ese poema es una nota, de los mejores del libro. No sé nada de esa lengua, pero me suena que capta lo mejor del pensamiento de la maá. Felicitaciones.
Andrea Cienfuegos. Bogotá
No sé qué es maá pero suena bien.
Gracias por tu comentario, Andrea.
Me encanta tu nombre, por cierto. De Macondo por lo menos. Espero que tengas la oportunidad de leer algo más en catalán: es una lengua hermana a la vuestra pero de algún modo ajeno a mí, los poemas de Desplazados han logrado mantener un ritmo muy lindo.
Un abrazo
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