Lo que importa no es tanto el hombre -o el hielo- sino las ganas de amar.
(Foto: Anna-Lisa Marí. Ayyuthaya, Thailandia.)
2 comentarios:
Emilio
dijo...
Serendipia y desencuentro
...día de marte, cuarto creciente, me sentía tremendamente perturbado. Mireya, que conoce mis pasiones, quería a toda costa que vomitase mi drama en forma de poema delante de unos desconocidos que estarían atentos…, ¡porque se trataba de un concurso!, y al mismo tiempo relajados tomándose unas cervecitas.
llegué tarde -mi vida cambia cada diez minutos- después de haber estado toda la tarde repasando mis textos. No toqué una coma. Donde ponía virgen puse virgen y donde ponía puta dejé puta. Me puse bajo un foco enfrentado a mi mismo y con más de 60 personas en la penumbra como testigos de mi inseguridad malsana. A mi izquierda, sentada en una silla, al fin la bondad.
Leí no sé qué (un poema que serví crudo y aparentemente a todo el mundo le gustan muy hechos), y creo que nadie entendió nada. Mireya y su amiga, que querían guerra vieron, sorprendidas, como se desmoronaba su "tío interesante"…
Nos fuimos porque la adrenalina nos abrió las ganas de pensar, de hablar y de asincerar. Ibámos deambulando por los callejones, abrazados y felices, cómo van los amantes sin, apenas, conocernos de nada.
Después de unas tapas, y unas verdades volvimos al L'anticuari, el bar de toda la vida que acababa de conocer…, y vivo a 50 metros!
Llegamos a tiempo para conocer el resultado del certamen, ganó no sé quien…, allí estaba ella (Joder, qué puta suerte)
No sé como lo primero que vi fue un cuello tatuado de lunares a modo de constelación, sagitario, seguro. Y yo que me lo creo todo pensé, el ganador se va con su poema y yo con la suerte de la magia. No hay premio mayor, porque sencillamente nadie te lo puede dar. No sé como le di mis datos y unos días más tarde recibí un correo que contesté a los 2 minutos.
Ahora recorro los callejones, desolado pensando mis 2 próximos poemas, que me harán finalista de tu bondad.
2 comentarios:
Serendipia y desencuentro
...día de marte, cuarto creciente, me sentía tremendamente perturbado. Mireya, que conoce mis pasiones, quería a toda costa que vomitase mi drama en forma de poema delante de unos desconocidos que estarían atentos…, ¡porque se trataba de un concurso!, y al mismo tiempo relajados tomándose unas cervecitas.
llegué tarde -mi vida cambia cada diez minutos- después de haber estado toda la tarde repasando mis textos. No toqué una coma. Donde ponía virgen puse virgen y donde ponía puta dejé puta. Me puse bajo un foco enfrentado a mi mismo y con más de 60 personas en la penumbra como testigos de mi inseguridad malsana.
A mi izquierda, sentada en una silla, al fin la bondad.
Leí no sé qué (un poema que serví crudo y aparentemente a todo el mundo le gustan muy hechos), y creo que nadie entendió nada. Mireya y su amiga, que querían guerra vieron, sorprendidas, como se desmoronaba su "tío interesante"…
Nos fuimos porque la adrenalina nos abrió las ganas de pensar, de hablar y de asincerar. Ibámos deambulando por los callejones, abrazados y felices, cómo van los amantes sin, apenas, conocernos de nada.
Después de unas tapas, y unas verdades volvimos al L'anticuari, el bar de toda la vida que acababa de conocer…, y vivo a 50 metros!
Llegamos a tiempo para conocer el resultado del certamen, ganó no sé quien…, allí estaba ella (Joder, qué puta suerte)
No sé como lo primero que vi fue un cuello tatuado de lunares a modo de constelación, sagitario, seguro. Y yo que me lo creo todo pensé, el ganador se va con su poema y yo con la suerte de la magia. No hay premio mayor, porque sencillamente nadie te lo puede dar. No sé como le di mis datos y unos días más tarde recibí un correo que contesté a los 2 minutos.
Ahora recorro los callejones, desolado pensando mis 2 próximos poemas, que me harán finalista de tu bondad.
Necesitamos un encuentro cósmico tú y yo... versión 2.0: tengo cafetera,jeje.
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