bloggeros que follan con bloggeras
i think i am going to have smallish relationships which last from two
months to two years for the rest of my life
small yet insignificant changes in my personality occur during periods
of two months to two years
maybe that's how relationships should happen
[...]
Megan Boyle, selected unpublished blog posts of a mexican panda express employee (muumuuhouse, 2011).
Yo, que también hago ejercicios de escritura sin que nadie me lo mande cuando dejo los gintonics en la barra del bar.
Yo, que mudo cada noche los bares porque con uno no tengo suficiente,
yo, que mudo los barrios porque me canso de bailar sus calles borracha
y conozco los pliegues de sus baldosas
y el sabor verde y la luz de sus farolas,
yo, que en función de los gintonics mudo la forma de andar.
Yo, que he mudado los vecinos y la manera de pedir la sal,
yo, que he mudado los idiomas en que digo las palabras te quiero
y que mudo la cama y sus sábanas sucias
por otras limpias que me aburren
taaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaanto,
yo, que deshice las maletas miles de veces
para volverlas a hacer
y que quise escuchar las campanas
con la misma nostalgia
que aquella primera vez
¿recuerdas?
yo, que me he abrazado a unos labios
y he esnifado las pieles de
seres que no pude comprender,
me mudo para siempre, te digo,
me mudo de una vez y para todas
a este alzheimer que me induce al sueño,
a un país hecho a base del xanax
que siempre llevo en la maleta y que me salva,
a esta aspirina que es para mí la escritura,
la página en blanco,
el libro en la esquina que me mira y que hoy
-lo juro-
estoy a punto de empezar.
Programa de Centrifugado Variable
Mi vida es una lavadora
que nunca se apaga:
posee un
centrifugado
variable
monónoto
pero constante
-de entre 750 y 400 RPM va la cosa,
y aun corro el riesgo de aburrirme-.
He convertido los sujetadores en píxel
y he mudado la ropa interior en
los bares de siempre,
hoy he cambiado
el programa de la lavadora
y he encontrado
bolitas de pelusa
calcetines extraviados
y en la esquina
unas bragas viejas
como estandarte de una vida
-lavadora blanca-
que nunca se apaga.
estación spoken word
Desnudarse frente a los regazos sentados de un bar, desnudarse frente a sus brazos, las etiquetas pegadas en las bebidas frías; desnudarse en pleno otoño o en plenilunio sin importar la marea. Quitarse los pétalos poco a poco y verterlos en forma de verso frente al espejo que ilumina al mundo.
El sábado cantamos todos en Estación Spoken Word:
Puedes confiar en mí: te giraré las páginas, deshojaré tus versos.
*
*
*
Sobreviviremos.
el mundo según ryanair
El mundo se divide entre los que esperan eternamente en las colas de Ryanair y los que no.
Pero no, no les digáis nada, dejadlos que hagan cola como ovejitas blancas, dejadlos que sopesen sus maletas con una balanza imaginaria que sostienen esos bracitos taaaaaan frágiles: diez, y ahora son diez, y otra vez diez, pero ahora ya no estoy seguro de... ¿diez? Ni se os ocurra decirles nada: al acabar el vuelo volverán a ser los primeros en ponerse en pie. Y cuando les sonríais -porque lo haréis- deberéis ignorar esa mueca medio grotesca con la que os van a responder: no os ven. Sus ojos están cubiertos de una capa fina de tranquimacina y catarata y no os reconocen al pasar. Escondeos. Fingid que no sabéis que el mundo se divide en los que hacen cola y los que esperan, tranquilos, el final.
Y es que esto acaba de empezar.
Y es que esto acaba de empezar.
la reina del burdel, de macky chucka.
"Me gusta que me peguen hasta el punto de no saber si lo que duele soy yo o algo que está fuera. Dejarme caer y rebotar en el suelo y que no duela. Estás delante de la máquina de cortar fiambre, y el trozo de pavo, rosa, hinchado de suero de leche y proteína de soja, se cae al suelo. ¿Lo ves? Rebota como un balón, oblongo. Antinatural. Eso sí que es contra natura, no las bolsas fecales, no la sodomía. Un trozo de alimento con sabor a pavo envuelto en plástico grueso y transparente, con una etiqueta de colores horribles se cae al suelo y me recuerda a mí. A mí en brazos de un hombre que me hace doler; que me trata mal, que me pega porque me lo merezco.
Esta es mi pequeña vida y quiero recordar cada momento".
Macky Chucka, "La Reina del Burdel". Ed. Sloper.
cinco-quince-casi-veinte
"Debido a que no sabemos cuándo moriremos, pensamos en la vida como un
pozo inagotable. Sin embargo, todo pasa sólo un cierto número de veces
y, en realidad, muy pocas. ¿Cuántas veces más recordarás una tarde de la
niñez, una tarde que se volvió una parte tan profunda de tu ser, que no
concibes la vida sin ella? Tal vez cuatro o cinco veces más. Tal vez ni
siquiera eso. ¿Cuántas veces más verás salir la luna llena? Tal vez
veinte. Sin embargo, todo parece ilimitado".
Paul Bowles, "El cielo Protector"
Alguien ha estado tachando los sábados del
calendario. En lugar de arena
introdujimos granos de arroz en el reloj y polvos blancos en el mantel a cuadros. Comimos del mismo plato, a veces hasta bebimos de los mismos labios. ¿Cuántas veces más seremos sábado,
el frío afuera, las manos ocupadas, calientes, deshuesando el crimen? ¿Cuántas
veces más sabrá el café a amazonas? ¿Cuántas veces más hablaré con desconocidos?
Y si la vida son cinco, quince, quizás veinte sábados más, ¿cuántas veces más lloraré su pérdida?
los ciervos de josé carlos llop y otros hombres cuyos venados he amado.
me encanta el olor de mi casa en invierno:
huele a ciervo en mis libros
y a pezuñas, y a bramidos.
no, no es cierto que los ciervitos se hayan extinguido.
no, no es cierto que los ciervitos se hayan extinguido.
"(...) todos llevamos dentro
sombrías colinas, tempestades
invernales, lagos velados por nieblas
azules y brezales fríos y solitarios.
Cuando en ellos aparece un ciervo
aparecen la bondad, la belleza, el honor
y la esperanza. No los bárbaros.
Los bárbaros están entre nosotros,
como en el poema de Cavafis.
De ellos es el desprecio, no nuestro,
que somos su objeto. Ocupan el circo,
las tribunas y algunos han llegado ya
al senado. Contemplemos
ahora, perdidos entre los brezales fríos,
las sombrías colinas y las nieblas azules,
el fin de nuestra civilización. Los ciervos,
hace tiempo que se han extinguido.
José Carlos Llop, "Cuando acaba septiembre".
José Carlos Llop, "Cuando acaba septiembre".
las postales, esos supermercados de la noche.
“Algunas veces consideraba que disponer del Carrefour para él solo se aproximaba bastante a la felicidad.”
Michel Houellebecq, "El mapa y el territorio".
Recorro con la mirada todas las postales,
sus márgenes blancos,
los píxeles exactos que conforman la felicidad.
¿Te acuerdas?
A veces nosotros también escribimos postales.
Las saco del bolso cuando paseo por el supermercado.
El Carrefour se hace grande, muy grande.
Se hace fugaz.
[PMI-BCN]
Rezo por recobrar
mi nombre y
el hueco detrás de tu cama
donde se esconde mi sujetador.
Rezo por recobrar
las taquicardias,
las rodajas de pepino,
las callejuelas estrechas
por donde siempre se cuela el sol.
Suenan plegarias
que pronuncian barcelona.
Suenan baldosas lejanas,
croc croc, croc croc, croc croc.
converses literàries de formentor ii
Entonces era joven y escribía cartas a los diarios. A los mallorquines se nos acababa el verano y a mí se me acababa otro amor. Han pasado dos años de todo eso y parece que nada ha cambiado desde entonces. Acaso solo sirva para amar en verano, o para amar de noche. Acaso ya no sirva para amar.
Acaso se convierta todo en una fotografía vieja, una mirada huraña, una mancha seca en un diario que ya no soy capaz de borrar. Mis veranos se acaban y apenas sé dónde agarrarme.
Ven, hazme una foto en blanco y negro.
Me quedaré quieta, como si no esperara al otoño, a la noche, al diacepán.
Me quedaré quieta, escribiré una carta.
Esperaré de nuevo a que llegue la hora de amar.
haiku en el club náutico
when you love someone
you are scared of getting hurt
and you will get hurt
Brandon Scott Gorell
Odio a las mujeres que lloran a altas horas de la madrugada. Odio sus corazones ilesos, sus dientes blancos, su coño terso ausente de moratones: mujeres que quedaron en la retaguardia nunca vivieron demasiado. Cuando lloran a altas horas de la madrugada, quiero señalarles su corazón ileso a esas mujeres. Gritarles que vivir es hermoso y, joder, hasta caerse de vez en cuando también lo es. Odio el alcohol que hace llorar a esas mujeres. Odio a esas mujeres. Odio sus lágrimas pasajeras. A veces odio y punto. Si las veis decidles que me dejen en paz.
Todos somos poetas.
Que somos todos poetas
No cabe duda alguna
Y no sólo los humanos
Sino también el cocodrilo
Las hormigas y los monos
Son poetas.
No cabe duda alguna
Y no sólo los humanos
Sino también el cocodrilo
Las hormigas y los monos
Son poetas.
Jorge Eduardo Eielson
Los guiris son poetas. Las niñas rubias son poetas. Las bratwurst alemanas cubiertas de mostaza picante y de mahonesa con ajo son poetas. Los cubatas a tres euros son poetas, también las tumbonas azules y los velomares aparcados en la orilla. Casi todos somos poetas. Nos doramos al sol en verano, salimos en barco, perseguimos olas en la playa. Algunos días nos acercamos incluso al lugar donde se cuecen los turistas, nos vestimos riñoneras, cámaras negras y gorras con visera para protegernos del sol. Vemos bailar a los pequeños poetas debajo del sol y a lo lejos relucen un cocodrilo y las hormigas y los monos. Poetas, en fin. Todos somos poetas.
Ínsulas y penínsulas. Always.
-Hola, soy la fotocopiadora de Annalisa.
Creo que tiene demasiado tiempo libre:
si alguien la ve, por favor, díganle
que deje de hacer fanzines.
que deje de hacer fanzines.
"Ínsula-península,
sístole diástole, poema y antipoema, cara y cruz de una moneda. Dicen Sonia Serrabao y Annalisa Marí que las poemínsulas son el cruce de los poemas de una y de la otra ya
que evocan una realidad semejante y albergan preocupaciones e inquietudes
similares ¿acaso no somos pueblos hermanos? Los mismos pinos, las chumberas,
idénticas pitas en una costa y en la otra. La mar en calma del Mediterráneo, un
sol compartido y esa tramuntana que zigzaguea en el cerebro de ambas, florece
en forma de poesía y poliniza con palabras todo aquello que se encuentra a su
paso tanto en ínsulas como en penínsulas".
Poesía sobre el asfalto
Nos sacaron en la prensa, hicimos un fanzine, leímos poemas en familia, nos reímos, aplaudimos, bebimos cerveza, y ya solo nos quedó esperar al año que viene. Nunca había pensado que pudiera parecerme tan lejano el comienzo de otro año escolar. Ya los echo de menos, pero hoy quedamos: beberemos queimada, merendaremos coca salada, nos olvidaremos de diseccionar versos pero los leeremos, así, bajito, como quien no quiere la cosa pero sabe que así, entre amigos, es posible ser feliz -al menos- unas horas más.
Ella hablaba de enfermedad en pretérito imperfecto.
Hubo nueve meses de enfermedad, y se le cayó el pelo. Vio sombras claras que le perseguían por los pasillos, escuchó sus voces, sintió su aliento en los tobillos. Escribió p-u-t-a en pasaportes que ya no se creyó capaz de usar, recortó versos, compuso collages que volvió a tirar. Escribió graffitis en las paredes de aquello que llamaban morada. La enfermedad venía disfrazada de sangre, de rutina, de noches de insomnio que tardaba en apagar. La enfermedad se llamaba pan, aceite, queso; pan, aceite, queso; y pan, aceite, queso para desayunar. La enfermedad se encendía cuando se encendían las farolas de la noche. Hubo nueve meses de enfermedad, y se le llenaron las manos de pelo. De ausencia de cielo, de apenas libertad. Durante nueve meses solo vio pasillos, y baldosas de aeropuerto que anunciaban placeres, aunque reflejado en el suelo solo brillaba un manojo de pelo: enfermedad.
insomnio
este año no me voy de vacaciones: las únicas nubes que pasarán frente a mis ojos serán estas, nubes negras, nubes del insomnio, infinitas burbujas de algodón donde se estancan los sueños. sabe a hipo mi desvelo, a fruta pasada. vivo en la noche los besos que no nos dimos de día, los bailes que no ensayamos, los libros infinitos que no llegamos a escribir. vivo en un estado de permanente desvelo. pero es de noche y apenas siento. de puntillas, desde la cama, vigilo de cerca el ventilador y espero. contemplo cómo pasan mis sueños convertidos en negativos.
Quisiera escribir palabras menos cursis esta noche.
Escribir, por ejemplo, "No creo en el amor y me sudan la polla tus besos, capullo". Quisiera dibujar verbos sangrantes y marcas de sudor bien grandes sobre mi cuaderno en blanco. Mostrar los dientes de nuevo, fingir los orgasmos, las sonrisas, vivir en un eterno anuncio de tampones. Menstruar. Pronunciar monosílabos. Decir que no he dormido, que me muerdo los labios porque no me quedan uñas ni pellejos donde esperar. Decir que mi espera es eterna y no quedan bancos. Contar los segundos. Tic. Tac.
Quisiera escribir palabras menos ñoñas esta noche. Fingir que no te he amado, fingir que no he reído. Olvidar que, aquellos días, durante unas horas, no solo el cielo fue infinito.
Quisiera escribir palabras menos ñoñas esta noche. Fingir que no te he amado, fingir que no he reído. Olvidar que, aquellos días, durante unas horas, no solo el cielo fue infinito.
paladeo la sal en la roca, respiro azul.
El mar no huele a césped cortado. Ni a incienso. Ni a pasteles de hojaldre dorándose en la cocina. El mar no huele a zapatillas usadas, ni a mantas acartonadas, ni al hueco en la cama que dejan algunos amantes por la mañana. No huele el mar a laca de uñas, ni a aceite de vainilla, ni a casa. Nunca se vio tan grande la roca como desde la casa de la acera de enfrente. Porque es posible creerse hogar lejos de casa, aunque se balancee suavemente frente a la puesta de sol. Aunque no huela del todo a césped cortado.
il y a une île dans mon coeur qui veut sortir.
Cuando las palabras son insuficientes para cartografiar el paraíso, aparecen las islas en el horizonte. Mi corazón se ha cansado de esos arranques de continente, de península, de tierra atada por hombres con caras largas y lazos caros. Somos archipiélagos. Eso lo dijo Álex un día; vivíamos en Barcelona, habitábamos sus esquinas, sus paradas de metro, los bares de chinos y su cerveza española. Ya no vivo en Barcelona y esos archipiélagos que montamos me quedan muy lejos: ahora somos archipiélagos dentro de archipiélagos que habitamos en momentos dorados; somos hogares dentro de hogares y tenemos las chimeneas cargadas de nostalgia. Cuando me deshollinen, volveré a ser isla. Archipiélago contento, roca pequeña, paraíso para el que no bastaron nunca las palabras.
deriva (das)
La tranquilidad de saberse de nuevo a la deriva, como si esta fuese la única manera de encontrar el norte, la botella en medio del mar, la gaviota mensajera que guarda entre sus patas los billetes hacia Ithaca. Descansar tranquila, dormir acunada por una nana eterna a sabiendas de que las ciudades extranjeras son la manera perfecta de agrietar los icebergs. Yacer tranquila en camas ajenas porque es ahí donde se avistan las señales en el mapa; descansar tranquila en asientos de aviones, camas de hoteles o bancos de estaciones de autobús porque solo en los billetes hacia lo desconocido se encuentra, escondido, el camino más rápido de vuelta a casa.
listas
Hace un año más o menos viví en Marruecos, no demasiado, lo justo, unos meses quizás. Entonces mis preocupaciones consistían en cosas como "miel, dátiles, aceitunas". Entonces tenía suegros y tenía que devolverles las ollas. Hoy se han secado los dátiles y ya no quedan aceitunas. Pero aquellos a los que llamaba "mis suegros" siguen cerca del mar. Seguirá haciendo calor en Essaouira, las cabras seguirán subiéndose a los árboles, las chicas seguirán paseando de la mano, el bar donde tomábamos el té seguirá respirando a la sombra. En ese bar escribimos otra lista, también, y apuntamos las metas, los sueños, un huracán de palabras sobra la página en blanco. "Hacer el amor, aprender a cocinar mejor, comer bien". Acaso he sido miel, aceitunas, dátiles. Acaso hice el amor, aunque no aprendí a cocinar mejor. Y continúo haciendo listas por si acaso alguna acaba saliendo bien.
"He hecho muchas listas en mi vida,
en ellas ponía lo que quería hacer,
lo que tenía que hacer
para ser quien creía que debía ser
[...]"
the sun came out and, yes, it hit the island
Sale el sol en la isla, la piel sabe a salitre, a crema after-sun. Las carreteras se alargan y en cien kilómetros a la redonda caben más de cien mundos diferentes. Las furgonetas se multiplican y florecen también en primavera: por todo hay camper-vans, californias, VWs. Mi pequeño Saxo y yo las saludamos al pasar, niñas bonitas con vestidos rojos que bailan armando revuelo sobre el asfalto. Radio 3. Un pedazo azul de cielo se refleja en las alas de un avión. Doscientos alemanes más: una bandada de gaviotas atroces que se posa sobre la isla. Cien kilómetros a la redonda, el sol y el verano comienzan a salir de entre las montañas. Se doran los cuerpos, las sonrisas emblanquecen, el mundo es una armonía de luz y color. Brilla el sol sobre la isla y, en los bares, cuerpos envueltos en lino blanco piden caipirinha tras caipirinha. Conducimos mi Saxo y yo y, cien kilómetros a la redonda, el mundo reluce tranquilo sobre los dos.
biografía alternativa y un pedazo de chocolate
lo que soy:
1. bloggera
2. coleccionista de fanzines raros
3. coleccionista de billetes usados, facturas de restaurantes y entradas a museos en países lejanos.
4. escritora de diarios
6. alguien que sueña todavía con las historias de Enid Blyton.
7. una viajera compulsiva
10. los restos de lo que dejaron los jesuitas
11. los sellos en el pasaporte
12. veintisiete años de risas y de lo demás no me acuerdo
lo que no soy:
una autora publicada
una escritora de reseñas
alguien responsable
una dama
una escritora de reseñas
alguien responsable
una dama
pero sobre todo,
lo que no soy es
una profesora en elMALDITO Conservatorio.
lo que no soy es
una profesora en el
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